¡Hola!
Desde que era bien pequeña mis padres me transmitieron la pasión por la lectura, pasaba horas y horas cada día devorando libros que me hacían viajar hasta las montañas más altas o hasta playas repletas de cocoteros. Ahí aun no era consciente, pero mi gen viajero ya estaba haciendo de las suyas.
Recuerdo sentarme al lado de mi padre en el sofá con el atlas abierto por la página del mapa mundi y preguntarle, ¿cuando pueda conducir, podré ir de aquí a aquí con coche? A lo que él siempre me contestaba con una sonrisa.
Pasaron los años rápido y a aquellos libros que tanto me hacían viajar se iban sumando guías de viaje que con tan solo 13 años me hacían conocer con todo detalle países a los que sabía que en algún momento viajaría.
Ese mismo año subí en avión por primera vez para hacer un intercambio en Inglaterra, y lo que sentí cuando el avión despegó fue felicidad máxima. A partir de ese momento no he perdido la oportunidad de salir a conocer el mundo siempre que se presentaba la ocasión.
Los primeros viajes fueron con el instituto: Francia, Italia, República Checa, París, Austria, Holanda, Bélgica, Suiza… pero la primera vez que crucé el charco fue para ir a República Dominicana con mis amigas. Ese viaje cambió mi vida y a partir de ahí empecé a plantearme todo desde otra perspectiva; simplemente cambié y empecé a valorar más las pequeñas cosas que nos hacen grandes y a dejar de lado las cosas materiales, pues si quería conocer el mundo, había que ahorrar.
Ese mismo verano ya con la sensación de necesidad de volver a irme fui a Francia como au-pair. Tuve la suerte de encontrarme con una familia maravillosa con los que estuve tres meses viajando entre Aix-en-Provence, Hossegor, Etretat y París.
En 2008, mientras cursaba mis estudios en la Facultad de Derecho, me fui de Erasmus a Perugia (una de las ciudades más bonitas de Italia), y todo un año dio para mucho: Roma, Florencia, Venecia, Lago di Como, Siena, Asís, Nápoles, Pompeya, Capri, Costa Amalfi… y como no podía ser de otra forma fui a conocer mi mar, el mar Adriático.
A la vuelta del Erasmus fue cuando apareció Jorge en mi vida, hace ya 15 años, y aunque él no era muy fan de viajar, poco a poco conseguí que le entrase ese no se que que no se yo, que se siente cada vez que se sube a un avión.
Y empezamos a viajar juntos: Dusseldorf, Duisburg, Roma, Perugia, Marrakesh, Londres, Sicilia… mientras intercalaba viajes con amigas: Azores, Oxford, Tenerife, Galicia…
En 2013 fue la primera vez que subimos a un avión rumbo a Asia. Iba a cumplir uno de mis sueños: conocer Tailandia como mochilera. Y la experiencia no pudo ser más enriquecedora. Lo que sentí cuando puse los pies en Tailandia aquella primera vez, fue amor a primera vista (desde aquella primera vez hemos vuelto en trece ocasiones).
A aquel viaje a Tailandia le siguieron Qatar, Nepal, India, Costa Rica, Perú, el Camino de Santiago… Llegados a este punto no sabía que hacer con mi vida. Después de sacarme la carrera de Derecho, y no gustarme nada, llevaba cinco años trabajando en el bar del padre de Jorge como camarera. Ese trabajo me daba la facilidad de poder cogerme vacaciones cuando quería. Pero tenía que hacer algo porque lo que sí sabía era que quería hacer de mi gran pasión mi vida, pero no sabía por donde empezar. Lo que sí tenía muy claro es que quería ayudar a otras personas a organizar sus viajes, y para ello, sin darme cuenta, había ido creando desde aquel primer viaje a Tailandia un cuaderno de viaje cada vez que me subía a un avión. Así que ahí lo tenía: además de ayudar a la gente a organizar el viaje de sus vidas podía escribirles un cuaderno con su viaje, donde tuviesen recopilada toda la información y que así les fuese mucho más fácil viajar.
Y poco a poco, en diciembre del 2015, nació Aires de Mundo.
Fueron comienzos repletos de ilusión y muchísimas ganas de hacer. Las cosas iban cogiendo forma y empezamos a ayudar a los primeros viajeros. Sin darnos cuenta, empezaba el principio de nuestra nueva vida.
En 2016 fuimos a Cabo Verde, volvimos un par de veces más a Tailandia, Noruega… Pasaban los meses y continuamos viajando: Israel, Indonesia, donde pasamos tres meses increíbles descubriendo cada rincón del país, Halifax, Malasia, Filipinas…
Fue en este último viaje a Filipinas donde tomamos la decisión de en vista a un año, dejarlo todo e irnos sin billete de vuelta al Sudeste asiático. En mayo del 2019 empezaba nuestra primera GRAN aventura: Nepal, Sri Lanka, Tailandia, Malasia, Indonesia, Filipinas, Myanmar, Laos, Vietnam, Camboya y Tailandia de nuevo. Aquí pasamos las últimas semanas del viaje sin saberlo. Aquí nos enteramos que volveríamos tres trotamundos y no solo los dos que habían empezado el viaje. Y aquí, de un día para otro, tuvimos que poner punto y a parte a nuestra aventura, debido a la pandemia.
Sin ni siquiera haber podido asimilar esa vuelta a casa, lo que todavía no sabíamos es que estaríamos dos años sin viajar, que el mundo se pararía, y Aires de Mundo no iba a ser menos.
Jade llegó y nuestras vidas se llenaron de locura y felicidad a partes iguales. El tiempo pasó, la normalidad volvió a aparecer en nuestras vidas, Aires de Mundo volvió a nacer y pudimos volver a hacer lo que tanto nos llenaba:VIAJAR, pero esta vez con uno más en el equipo.
Galicia y Lanzarote fueron los primeros destinos que le enseñamos a Jade, ¿los siguientes? En enero del 2023 nos volvimos a colgar las mochilas durante un año y regresamos a nuestra segunda casa, el Sudeste asiático, para enseñarle a Jade todos esos rincones que tan felices nos hacen.
El Sudeste asiático lo sentimos como nuestra segunda casa, esa a la que siempre queremos volver y volver y volver… porque tiene algo que nos atrapó en aquel viaje a Tailandia en el 2013, y no nos suelta.
¿Cuándo y dónde será la próxima aventura? Próximamente…
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